viernes, mayo 25, 2007
México, la violencia con adjetivos
Alejandro Rodríguez Durán
En un principio parecía que se trataba de alguna sucia campaña propagandística en contra de gobiernos locales de la oposición.
Parecía muy sospechoso que de pronto se publicitara sobre la creciente violencia en estados mexicanos no gobernados por el Partido Acción Nacional, que hoy dirige a nivel federal nuestro país. Michoacán, Guerrero y, por supuesto, el Distrito Federal, gobernados por el Partido de la Revolución Democrática, se convirtieron en entidades que todos los días eran noticia por su gran violencia. Lo mismo ocurrió con el municipio bajacaliforniano de Tijuana, que gobierna el Partido Revolucionario Institucional
Fue entonces que desde el poder federal se habló de fuertes operativos comandados por el mismo Felipe Calderón Hinojosa… con bombo y platillo se anunciaron acciones contra la delincuencia y el crimen organizado. Todo parecía ir bien, por lo menos desde el punto de vista mediático…
Además, Calderón arropó rápidamente al ejército mexicano que, al frente de Guillermo Galván Galván, recibió un sustancioso aumento salarial y mejoras laborales. Pero esto tampoco resultó ser suficiente.
De repente, las noticias de los grandes operativos fueron perdiendo espacios, mismos que fueron ganando las violentas ejecuciones que todos los días se fueron registrando ya no solo en los estados antes referidos, sino en muchísimas zonas más de la República Mexicana.
Estas situaciones terribles se convirtieron, sobre todo desde el mes de abril, en cosa cotidiana: personas decapitadas, emboscadas en las que mueren varios a la luz del día, policías acribillados, levantamientos de individuos en todos lados (privar de la libertad a alguien para que luego aparezca masacrado)… la situación se volvió incontrolable.
Y la explicación ante la terrible ola de violencia en México ha apuntado hacia una dirección concreta: el NARCOTRÁFICO.
La respuesta del Gobierno Federal fue lenta, lo que había sido un anuncio de Calderón en el sentido de que la guerra contra la violencia, el crimen organizado y el narcotráfico costaría muchas vidas humanas se convirtió en letal augurio. Y el problema es que la situación no se ha controlado no se ve para cuándo.
Luego entonces permítasele a quien redacta este texto abusar de los adjetivos calificativos: fatal es la situación que ha llegado a México, cuando las armas circulan de manera tan común (¿vendrán del país del norte, con la anuencia aduanal del Gobierno Federal?) y mueren todos los días personas que no la deben. Nomás pensemos en tantos periodistas que no quisieron cerrar la boca… imaginemos cuántos han decidido callarse ahora por miedo a perder la vida…
El narcotráfico está incontrolable, frente a tantas vidas que se pierden, con un ejército que ve mermada sus filas ya sea por deserciones de oficiales que se pasan al bando de enfrente o porque mueren en el combate a los grupos criminales.
Ante todo esto, surgen dudas, preguntas sencillas: ¿Será que la violencia desatada por el narcotráfico surge por la prohibición de estupefacientes? ¿Adquirirán gran valor las drogas por su clandestinidad? ¿Qué pasaría si legalizan el consumo de algunas drogas que dañan menos que alcohol, como la marihuana? ¿Acaso resultaría perjudicial para grupos poderosos de intereses? ¿O es que el Estado mexicano obtiene beneficios si las drogas siguen siendo prohibidas?
Preguntas que quedan en el aire, pero que en medio del terror de tantas muertes valdría la pena comenzar a responder.
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